Durante años la TV y otras fuentes de entretenimiento nos han hecho creer que todos o la gran mayoría de los canes son por naturaleza amantes del agua y excelentes nadadores. Pero la realidad es que aunque hay razas de perros con destreza acuática innata, existen otras que con el simple hecho de zambullirse en el agua podrían llegar a ahogarse.

Las razas de perros con mayor empatía y habilidad acuática son: el Terranova, Golden Retriever, Labrador Retriever, Perro de aguas español, Perro de aguas portugués y Cobrador de Nueva Escocia.

Por el contrario las razas que carecen de aptitudes en el agua son principalmente las braquicéfalas (con hocico chato) como: el Bulldog inglés, Bulldog francés, Pug, Boxer, Shih Tzu, etc. Y razas de perros lebreles (ágiles y veloces) como: el Galgo, Borzoi, Deerhound, Greyhound y Saluki, entre otras.

Como sucede con otras especies el desempeño de cada individuo, ya sea en un medio terrestre o acuático, dependerá invariablemente de diversos factores, tales como su genética, edad, experiencia, estado de salud y condición física; sin olvidar agentes externos y circunstancias que están fuera de su control.
Por eso, aunque se cree que todas las razas caninas tienen el instinto de mover sus patas para mantenerse a flote en el agua y ‘nadar de perrito’, es vital tener siempre presente que ningún ser está exento de sufrir un accidente, sobre todo si éste está nadando en aguas agrestes como las de un río o el mar donde la corriente o el oleaje pueden sorprender hasta al nadador más experimentado.

La natación puede ser sin duda un excelente ejercicio y una divertida actividad para compartir tiempo de calidad con nuestros perros, siempre y cuando se lleve a cabo de forma segura, en un ambiente controlado, en aguas pacíficas y poco profundas; bajo una estricta supervisión.

Como consejo adicional es recomendable que después de nadar el perro reciba un baño para retirar cualquier residuo nocivo que pudiera haberse adherido a su piel y pelo durante el chapuzón.

#NoTodosLosPerrosSabenNadar