Los medicamentos diseñados para humanos pueden ser extremadamente peligrosos para las mascotas por varias razones importantes:

Diferencias metabólicas: Los animales procesan los medicamentos de manera diferente a los humanos. Sus sistemas enzimáticos y vías metabólicas son distintos, lo que puede resultar en toxicidad o falta de eficacia.

Dosificación inadecuada: Las dosis para humanos están calculadas según nuestro peso y fisiología. Los animales tienen requerimientos muy diferentes y una dosis humana podría ser letal para ellos.

Reacciones adversas específicas: Algunos medicamentos seguros para humanos son tóxicos para ciertas especies. Por ejemplo, el paracetamol puede ser mortal para gatos y el ibuprofeno puede causar graves problemas gastrointestinales en perros.

Diferente absorción: La forma en que los medicamentos se absorben y distribuyen en el organismo varía significativamente entre especies. Los excipientes y formulaciones de medicamentos humanos están diseñados para la fisiología humana.

Interacciones desconocidas: No existen suficientes estudios sobre las interacciones de medicamentos humanos en animales, lo que aumenta el riesgo de efectos adversos imprevistos.

Por estas razones, es vital:
Consultar siempre con un veterinario antes de suministrar cualquier medicamento a un animal de compañía.
Utilizar únicamente medicamentos específicamente formulados y aprobados para uso veterinario.
No automedicar a las mascotas con fármacos humanos, incluso si los síntomas parecen similares.
Mantener los medicamentos humanos fuera del alcance de las mascotas.

Un tratamiento inadecuado puede resultar en graves problemas de salud o incluso la muerte del animal. La atención veterinaria profesional es esencial para garantizar la seguridad y eficacia de cualquier tratamiento médico en animales domésticos y de compañía.

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